Tarragona. Cualquier domingo de octubre del 2014. Hora del vermut.
Paseando por la Parte Alta me detengo en la Calle Portella 19, ante una puerta gigante de madera, antigua, tachonada de clavos, de las que ya no se construyen. Interfono, 3º 2ª. Subo andando, vale la pena; una amplia escalera de piedra y baldosas me conduce hacia el tercer piso.
Entro en territorio comanche, privado, repleto de minas cargadas de intimidad. La calidez del hogar me da la bienvenida en el recibidor. Allí es donde tropiezo con las primeras fotografías de la exposición “Interiors”.
“Interiors”, un proyecto de Cristina Serra realizado en el 2012, muestra diversos interiores de viviendas del siglo XVIII y XIX situadas en la Parte Alta de Tarragona. Enmarcado en la décima edición de “Tallers Oberts”, se alarga hasta el último domingo de octubre y se puede visitar en el propio piso de Serra.
Pues eso, deposito los ojos en las fotografías. Empieza el viaje. Un recorrido hacia el interior de unas arquitecturas habitadas por personas, por tiempo, por luz. Continúo a la derecha, hacia el salón. Cambio de baldosas. Luminoso y ordenado. Más fotografías. La atención se despista y la curiosidad me conduce a los cds, otras fotos que hay en los muebles o lo que se puede ver a través del balcón. Desde el salón se adivina el dormitorio, un ligero aire agita suavemente los flecos del cubrecama.
Continúo hacia la cocina. Me pierdo en la piel de la nevera; decorada a base de fotos, imanes, horarios y dibujos infantiles; hasta que encuentro la imagen de la exposición esperando, tranquila, encima de la mesa.
Continúo. Pasando el baño, llego al despacho; lugar de reflexión, concentración, silencio. Los habitantes de la casa están trabajando allí. Siento cierta incomodidad. Es la intimidad rota por mi presencia la causa de esta sensación. Ahí reside lo interesante de la experiencia. Más imágenes. En la siguiente habitación me esperan los últimos “interiores”. Fotografías disparadas desde una mirada tranquila, pulcra, en ángulo recto. Fotografías cuya luz natural les confiere un alma que se expande más allá de su propia verticalidad.
Una verticalidad que connota una mirada espacial, narrativa; una mirada que se interesa por aquello que ocurre entre las cenefas del pavimento y las líneas del techo.
Una luz que nos traslada a Vermeer o a Van Eyck, otros fisgones cuyas escenas también pretendieron inmiscuirse en los más silencioso de una persona: su intimidad.
“Interiors” es una exposición sobre interiores de casas en el interior de una, estableciéndose así un juego de intimidades comunicadas; por un lado la mirada (imaginada) y por el otro la vivida (sentida). Intimidades distorsionadas, por compartidas, por expuestas, por desprotegidas.
“Interiors” es una reflexión visual sobre el espacio que habitamos. Sobre el rastro; la mancha que dejamos en él.